EE.UU. Rompe con la globalización
Por: Carlos Palomino, PhD
Por: Carlos Palomino, PhD
Introducción
El 2 de abril de 2025, el expresidente Donald Trump anunció públicamente su propuesta de imponer nuevas tarifas a productos clave importados desde China, particularmente en los sectores de tecnologías limpias, metales industriales y manufactura avanzada. El anuncio, respaldado por su asesor económico Scott Bessent, provocó una fuerte reacción en los mercados internacionales: caídas bursátiles, ajustes en las proyecciones de crecimiento global y reacciones diplomáticas inmediatas desde Beijing y Bruselas. Pero más allá del efecto inmediato, este movimiento ha reabierto un debate estructural: ¿puede Estados Unidos utilizar su poder de mercado e innovación para relanzar su base industrial a través de un nuevo marco arancelario?
Este artículo plantea una reflexión desde la teoría económica clásica—especialmente las ideas de David Ricardo—y desde la lógica estratégica contemporánea, para analizar si estas tarifas pueden realmente operar como palanca de transformación productiva en la mayor economía del mundo.
El anuncio ha generado también gran expectación en América Latina. La región observa con atención cómo el giro estadounidense puede alterar flujos comerciales, precios internacionales y decisiones de inversión. Por un lado, una mayor reindustrialización de EE.UU. podría desplazar importaciones desde economías emergentes, particularmente en manufactura ligera. Por otro, si los bienes chinos se encarecen, ciertos productos latinoamericanos podrían volverse más competitivos. En términos macroeconómicos, la región podría enfrentar presiones sobre sus tipos de cambio, dependiendo de la magnitud de los ajustes en las cadenas globales de valor y la reacción de los mercados financieros a este cambio estructural.
1. Contexto geopolítico y económico: la sobreproducción estratégica de China
China ha consolidado un modelo de crecimiento centrado en la acumulación de capacidades industriales, sostenido en gran parte por subsidios estatales y una planificación estratégica de largo plazo. Sectores como los vehículos eléctricos, las baterías de litio y los paneles solares han recibido apoyo directo del Estado chino, generando un exceso de oferta que se exporta a precios artificialmente bajos.
Este fenómeno desafía directamente el principio ricardiano de la ventaja comparativa, según el cual los países deben especializarse en aquellos bienes donde poseen eficiencia relativa. El modelo chino, al intervenir directamente en la asignación de recursos, crea distorsiones que impiden la operación pura del libre comercio. Como advierte Ricardo en su Principios de Economía Política y Tributación (1817), el libre comercio maximiza el bienestar solo cuando las fuerzas del mercado operan sin distorsiones ni intervenciones excesivas.
2. La motivación de las tarifas: evitar la dependencia estructural
El uso de tarifas se enmarca, en este contexto, como una medida correctiva ante una creciente dependencia de EE.UU. respecto a insumos y productos críticos provenientes de China. A diferencia del proteccionismo clásico, esta estrategia se presenta como una política de seguridad económica y resiliencia nacional.
Desde una perspectiva teórica, puede analizarse esta motivación a través del concepto de "externalidades de seguridad nacional", una forma de falla de mercado que justifica la intervención estatal. Las tarifas, en este sentido, no buscan cerrar mercados, sino reequilibrar cadenas productivas estratégicas.
3. Sectores afectados: tecnologías limpias y producción estratégica
Las tarifas propuestas se dirigen principalmente a sectores de alta intensidad tecnológica y con relevancia geoeconómica: vehículos eléctricos, baterías, paneles solares, acero y aluminio. Son áreas donde China ha ganado terreno mediante subsidios y economías de escala, pero donde EE.UU. aún conserva una base científica, tecnológica y de innovación que puede reactivarse con estímulos adecuados.
El desafío está en conectar estas capacidades con una política industrial coherente y con visión de largo plazo, algo que las tarifas podrían detonar si se articulan con inversión en infraestructura, educación técnica y encadenamientos productivos.
4. Visión a largo plazo: repensar la estructura productiva
La estrategia no debe entenderse como una respuesta táctica, sino como una propuesta estructural. Implica una reformulación del rol del Estado en la economía, centrado en el fomento productivo y la autonomía estratégica. Estas medidas no son proteccionistas sino transformacionales: buscan corregir décadas de desindustrialización mediante el redireccionamiento de incentivos.
Históricamente, las políticas de sustitución de importaciones en América Latina fracasaron por falta de escalabilidad, baja productividad y dependencia permanente de aranceles. Sin embargo, EE.UU. no enfrenta estas limitaciones: posee capital, infraestructura, innovación y el mercado de consumo más grande del mundo.
Desde esa perspectiva, las tarifas pueden operar como catalizadores de ventajas comparativas dinámicas, algo que Ricardo no previó en un mundo donde el comercio es también una herramienta de poder político. No obstante, su análisis de la asignación eficiente de recursos entre naciones sigue siendo un marco útil para examinar cuándo las intervenciones estatales pueden justificarse como correctivos frente a distorsiones sistemáticas.
Conclusión: entre la teoría clásica y la batalla económica global
La reintroducción de tarifas en EE.UU. no puede leerse únicamente desde la economía convencional. Representa un giro estratégico que combina elementos de la teoría clásica con una lectura contemporánea de la competencia geopolítica.
El comercio internacional hoy no se define por eficiencia relativa, sino por quién controla la tecnología, la producción y el consumo. En ese escenario, EE.UU. parece estar apostando a un nuevo ciclo de reindustrialización impulsado por tarifas como instrumento de política pública.
Este cambio estructural desafía la narrativa globalizadora dominante y plantea preguntas clave para el análisis académico: ¿puede una potencia madura reconstruir sus ventajas industriales mediante aranceles temporales? ¿Qué rol deben jugar los incentivos de mercado frente a los subsidios sistémicos de actores como China? ¿Cuál es el límite entre proteccionismo estratégico y aislamiento económico?
En América Latina, los efectos de esta transformación podrían sentirse tanto en términos de comercio como de tipo de cambio, dependiendo de la elasticidad de sustitución de los productos exportados, la competitividad relativa frente a China y la política monetaria de cada país. Las respuestas serán diferenciadas, pero una cosa es segura: el tablero comercial global ha comenzado a moverse, y la región debe estar preparada.
Bibliografía
David Ricardo (1817). Principios de Economía Política y Tributación.
Friedrich List (1841). El sistema nacional de economía política.
Serie documental: La Batalla Económica Global. YouTube, 2023.
Scott Bessent. Entrevista con Tucker Carlson, abril 2025.